La Última Espera...

El nuevo paisaje, ya no era el mismo de ayer.
Las mariposas no volaban por el jardín,
los rosales ya no regalaban pimpollos,
y el sol parecía haber dejado de salir para este cielo.
La humedad en el aire,
daba esa sensación de siempre llover;
y así y todo necesité quedarme.
Necesitaba recordar con detalles
cómo fue todo alguna vez.
Y aunque el peso de la bruma podía sentirse,
los recuerdos que a falta de rosas
florecían de mi interior,
me daban ganas de cantar
y quizás también ganas de bailar,
de llamar a mis hermanos, ¡Vengan chicos a jugar!...

Todo tenía color...
Las tardes de domingos,
unos veinte años atrás.

Y entre los colores de mis recuerdos,
decidí silenciosamente aguardar.
Sentada a la misma mesa,
en el lugar que antiguamente
me tocaba ocupar,
esperando que llegue el momento
donde ya no importaría,
si el reloj quería o no parar.

Mi hora estaba terminando...
Y definitivamente, sería en paz...

Rompiendo Ruidos.©

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